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Mónaco, rebalsado de gente en el último día

El domingo se extremaron los controles en la calle y los invitados VIP’s llenaron la calle de boxes a tal punto que los controles debieron cortar el acceso.

El sábado ya se nota mucha más cantidad de gente. Subir al tren de las 22 para volver a Niza se transforma en una odisea: empujones, apretones, gente que entra en pánico… Es el preludio lo que sería el domingo. En el último día del Gran Premio, Mónaco está completamente rebalsada. ESPN.com llega a la ciudad a las 9.45 y desemboca desde la estación en la salida que da directo a Sainte-Dévote. Las escaleras mecánicas de la parada del ferrocarril están atestadas, nada de ponerse del lado derecho y dejar liberado el izquierdo por si alguien quiere acelerar el paso. Al llegar a la calle, el gentío cuantioso y aún faltan cinco horas para la carrera.

Los controles se extremaron. Ya el sábado habían aparecido detectores de metales para… ¡Andar por la calle! No importa si la gente va a la carrera o a visitar a la tía, todos pasan por el detector de metales. Por lo menos, el 60% suena. Claro, celulares, etc. Si suena, hay que avanzar unos metros y un señor de seguridad (de los cientos que hay) revisará las pertenencias de las carteras, mochilas o bolsos. Al llegar a la zona donde sí se entra al circuito, otro detector de metales. La gente que no tiene entradas puede llegar hasta una cuadra antes de comenzar la parte de exclusión, por llamarla de alguna manera. Desde esa especie de balcón que hay en la plaza del palacio del príncipe, bien arriba del monte, mucha gente se acumula para ver la carrera, gratis. Para entender, es una ciudad pequeña y con una carrera de F1 en el medio. Los puestos de merchandising están por todos lados: fan zone, calles laterales… Gorra, bandera y todo lo que la gente quiera. Las gorras que en Imola salían 60 euros, en Mónaco cuestan 120… Y bueno, el glamour.

El paddock es un pandemónium. De repente pasa alguna persona, presumiblemente famosa, porque le sacan fotos. Y muchos se prenden con sus teléfonos para llevarse el recuerdo. No bien tienen la captura, varias veces se escuchó el: “¿Who is?”. Y bueno, no todos son Robert De Niro. Un enorme BMW se mete en plena parte trasera del paddock (no se había visto en todo el fin de semana algo así) para que ingresara Black Coffee, el DJ sudafricano. En el estrecho espacio hay muchísima gente.

A las 13 se abre la calle de boxes para que los VIP’s o invitados pudieran dar una vuelta cerquita de los autos. ¡Para qué! Para llegar hay que pasar por arriba de un puente que queda totalmente colapsado. Uno de los encargados del control de acceso cierra el paso. Grita en francés. Parece decir que ya no entra más gente en los pits. Claro, afuera había varios VIP’s. Una integrante de Mercedes, con varias credenciales de invitados en mano trata de convencer al hombre de control, pero no tiene éxito. Una chica con la camisa de Racing Bull se le planta: “¿Por qué?”.

Ya en la calle de boxes, bueno, es una peatonal. Invadida de gente. No es ancha, claro, y probablemente Mónaco sea la carrera con más invitados en el año. Es imposible moverse por ahí. En el arranque de la calle de boxes, unos 20 fotógrafos esperan entre sentados y parados el paso de los pilotos, que tienen que empezar a llegar para salir a pista. Se ve que poco importó que pasara Guanyu Zhou, el reserva de Ferrari, quien parecía un hincha más de la Scuderia. A las 13.45, la gente de seguridad del pit lane empieza a pedirle a la gente que se vaya, que desagote la calle. El pedido es a silbatazo limpio, ningún “s'il vous plaît”. De todas formas, no parece haber otra manera ante tanta gente.

ESPN.com abandona la calle de boxes y vuelve al bendito puente. Aquel hombre que controlaba el acceso sigue frenando gente y discutiendo. “¡Solo los que tienen acceso a grilla!”, anuncia. Eso es un sticker de color rosado que está pegado a la correíta de las credenciales. El problema es que no da paso a los que quieren abandonar la zona. Por una hendija, finalmente se puede salir. Pero la gente sigue bloqueando del otro lado, queriendo acceder. En ese momento, ¿quiénes llegan para tratar de llegar a la calle de boxes? Los pilotos. ESPN.com se tiene que correr para darle un espacio mínimo a Nico Hülkenberg, quien solito pasa en su bici. Ese mismo hueco es utilizado por Lando Norris, su custodio y dos integrantes más de McLaren. Más atrás, avanzan Christian Horner y Flavio Briatore, mientras mantienen una charla.

Suficiente, es hora de la carrera. Los pilotos se suben a los autos y comienzan a dar los giros con boxes abiertos. Los VIP’s que tenían el sticker rosa los esperan en la grilla. Se viene el GP de Mónaco.

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