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¿Por qué Canelo Álvarez ya no puede (o no quiere) noquear?

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Se vio una de las peores versiones del Canelo (3:17)

Lo expertos de ESPN cuestionan el físico del Canelo y los mensajes que le mandó la esquina durante la pelea contra Scull. (3:17)

Casi cuatro años y siete rivales han pasado desde la última vez que Canelo Álvarez noqueó. Aquí te explicamos por qué el mexicano ya no puede (o no quiere) noquear.


Con el triunfo por decisión unánime de Canelo Álvarez (63-2-2, 39 KOs) sobre William Scull ya son siete rivales consecutivos a quienes el mexicano no ha podido (o no ha querido) noquear, sumando casi cuatro años desde la última vez que ganó una pelea por la vía del cloroformo (Caleb Plant KO/11, en noviembre de 2021), acumulando seis victorias por decisión unánime y una derrota (DU) contra Dmitry Bivol.

Pero ¿qué ha pasado con el Canelo noqueador? ¿por qué no persiguió y presionó más a un William Scull que llegó a correr un maratón? ¿por qué no quiso tomar riesgos y decidió conformarse con un triunfo que traería más polémica que gloria?

Para entender con claridad lo que le ha ocurrido al mexicano hay que empezar por sus inicios. El tapatío noqueó a 26 oponentes en sus primeras 36 peleas (35 triunfos y un empate) antes de ser campeón mundial, obteniendo un 74.2% de KOs, una muestra que refleja el impulso natural con el cual empezó, pero no es del todo concluyente porque como todo pugilista en construcción los oponentes no son de un alto nivel.

Y desde que se coronó por primera vez hasta su último nocaut a Caleb Plant en 2021 sumaba 21 triunfos, 1 derrota y 1 empate con, 14 KOs) para una impresionante cifra de 67% de KOs, pasando de 154 libras hasta las 175 libras cuando noqueó a Sergey Kovalev, demostrando que podía mantener un gran ritmo noqueador a pesar del incremento de nivel de sus oponentes y las adaptaciones a las nuevas categorías que Canelo experimentaba.

Ahora volvemos al principio, entonces ¿por qué ya no ha podido (o no ha querido) noquear en los últimos cuatro años?

Con el paso del tiempo Canelo tuvo la inteligencia y buena asesoría de ser más que solo un boxeador. Su cabeza empezó a dividirse entre el Canelo empresario, Canelo boxeador y padre de familia. Con sus empresas de transporte, comidas, licores, bebidas rehidratantes, líneas de ropas, tiendas de conveniencias y gasolineras, comenzó a generar más de 1,500 empleos y a diversificar su patrimonio, según le confesó a ESPN en 2024 y, en 2023, la revista Forbes valoró su patrimonio en 275 millones de dólares. Ahora en 2025 diferentes sitios webs lo acercan a los 400 millones de dólares.

Además, está el factor familiar. Canelo anunció recientemente que tendrá su quinto hijo y segundo con su actual pareja Fernanda Gómez. Y cada vez el pugilista trata de ser un padre presente y compartir el mayor tiempo posible con sus hijos, explicando en diferentes entrevistas que lo son todo en su vida y quiere verlos crecer. Por lo cual Canelo se cuida un poco más en el ring, toma menos riesgos cuando sabe que tiene la pelea en el bolsillo.

A John Ryder lo pudo aniquilar cuando lo envió a la lona en el quinto asalto, pero decidió seguirlo martillando, pero desde la distancia; con Jermell Charlo fue similar al enviarlo a la lona en el séptimo episodio; fue aún más evidente con Jaime Munguía tras derribarlo en el cuarto capítulo y a pesar de tenerlo en el punto de quiebre no quiso entrar a un bombardeo, sino que esperó las tarjetas. También se vivieron escenas similares con Edgar Berlanga, a quien envió a la lona en el tercero y, con el cubano William Scull, prefirió pedir disculpas al final de la pelea que despertar en el ring con boxeo a un público dormido.

El poder de Canelo está ahí y su talento también, solo que se dosifica mucho más (excesivamente) y evita quedar en una posición en la cual podría recibir un golpe que le arruine seguir disfrutando su crecimiento empresarial y su plenitud como padre de familia.

La cabeza de Canelo no es la de un pugilista que solo piensa en cómo devorar al oponente como lo hacía Tyson, Durán o Chávez, sino que sacrificó el espectáculo boxístico por calidad de vida. Bien por Canelo, mal por el boxeo.

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